POSITIVISMO


CARACTERÍSTICAS DE LA FILOSOFÍA POSITIVISTA

La filosofía positivista se define por oposición a la filosofía negativa y crítica tanto de Rousseau como de Voltaire, a quienes Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al periodo post-revolucionario.
El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto.
Lo positivo tiene como características al ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo en el sentido de no aceptar ningún absoluto.

Isidoro Augusto María Francisco Javier Comte nació en Montpellier, Francia en 1798.
En 1818 trabajaba como secretario de Saint-Simon, lo que le permitió publicar artículos en diversas revistas. La colaboración entre estos dos autores se fue deteriorando hasta su definitiva ruptura en 1822, fecha que inicia las dos etapas fundamentales del pensamiento de A. Comte:

La primera (1826-1845), de un marcado carácter positivista, queda sintetizada en sus dos grandes obras: Curso de filosofía positivista (1830-1842) y el Discurso sobre el espíritu positivo (1844), escrito que apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de astronomía popular.

En la segunda etapa, el pensamiento de Comte se tiñe un carácter romántico y místico que derivó hacia posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en una religión de la que él se autoproclamó Sumo Sacerdote. De esta época datan sus obras Sistema de política positiva (1851-18549, Catecismo positivista (1852).

 

LA LEY DE LOS TRES ESTADOS Y LA IDEA DE PROGRESO


La humanidad en su conjunto, y como parte constitutiva, está determinada a pasar por tres estados sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.
  • Estado Teológico: El ser humano busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo.

  • Estado Metafísico: Se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza.

  • Estado Científico: El ser humano no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación, trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad.